

En muchas ocasiones creemos que porque conocemos a nuestra pareja desde hace años sabemos perfectamente cómo es el otro y lo que quiere decir, aunque no lo diga. Y esto, por muy romántico que suene, a veces supone un gran problema para la comunicación en la pareja. Olvidamos que estamos en constante evolución, por lo que las necesidades, deseos, miedos, objetivos del otro van cambiando y no siempre somos conscientes de ello.
A continuación te propongo una serie de claves para que lleves a la práctica en tu día a día y compruebes la diferencia con la comunicación viciada y que teníais hasta ahora:
[bctt tweet=»5 claves para superar una crisis » username=»rocioalgarin_»]
¿Cuánto tiempo hace que no le dices a tu pareja lo que te gusta de él/ella, lo que dice o hace que te hace sentir bien, lo que admiras de él/ella? Estamos viciados a hablar sólo de lo negativo, lo que no nos gusta o nos molesta del otro, y nos olvidamos de mencionar lo que nos mantiene unidos, lo que hace que nos sigamos queriendo, lo que le hace especial frente a los demás, los motivos por los que le seguimos eligiendo como pareja. Aunque creamos que la otra persona ya lo sabe, no está de más expresarlo, recordádselo y recordádnoslo.
Generalmente nos resulta más fácil hablar de los demás que de nosotros mismos. Acostúmbrate a usar frases que comiencen por: “me siento…” “quiero…” “me gusta…” “no me gusta…” “necesito…”. De esta manera permitirás que el otro te conozca mejor y sepa en qué punto estas en cada momento (tus prioridades, tus deseos, tus necesidades, tus carencias…) y así facilitarás el que pueda proporcionarte la ayuda, el acompañamiento, o aquello que quieras/necesites.
La mayor parte de los “malentendidos” provienen de dar por hecho lo que nuestra pareja está pensando o sintiendo, o de darle muchas vueltas a lo que decir o cómo decirlo, por cómo el otro se lo vaya a tomar, si le va a sentar mal o le va a hacer daño. De tanto maquillar lo que realmente queremos expresar por miedo a una “errónea interpretación” del otro, acabamos provocando efectivamente el malentendido, o no expresando lo que queremos. Nos complicamos demasiado y esto nos acaba generando mucho estrés. Expresa lo que sientes, tal como lo sientes y probablemente será mejor recibido por el otro. Si no es así, será el momento de hablar y resolver esa cuestión.
Es muy importante entender por qué el otro actúa como lo hace. No es necesario compartirlo, pero sí entenderlo. No interpretes sus actos en función de lo que tú crees porque eso te hará actuar respondiendo a una hipótesis y no a una realidad. Juzgar desde nuestra interpretación de por qué el otro hace o dice algo provocará interpretaciones erróneas y probablemente alejadas de la realidad, malestar en ambos y generará “malentendidos” que pueden llevar a situaciones muy incómodas y/o dolorosas. Pregúntale, ponte en su lugar, trata de entender y luego reacciona.
Olvidaos de los “tienes que…” y los “deberías…”. Ninguno de los dos estáis obligados a nada. Estáis juntos porque queréis y os queréis. Respetad la libertad del otro desterrando de vuestro vocabulario este tipo de expresiones que implican exigencia y obligación. Estas palabras suelen generar en el otro estrés, rechazo o incluso ponerse a la defensiva ignorando el mensaje, o respondiendo con un “ataque”. Esto no significa que no transmitas a tu pareja los cambios que consideras necesarios o que podrían mejorar/facilitar la relación. Por supuesto que es sano hablar de esto, pero desde la propuesta más que desde la exigencia. El otro se mostrará más receptivo de entrada a las palabras “me gustaría…” “me sentiría mejor…” “sería más práctico…”.
Si quieres conocer más sobre la comunicación en pareja, aquellas pequeñas cosas que, sin ser conscientes las tenemos completamente automatizadas, pueden generar situaciones tensas e incluso poner en peligro la relación, no dudes en ponerte en contacto conmigo.
Edificio Forum
C/ Luis de Morales 32, Planta 1. Módulo 27. (frente a Nervión Plaza) 41018 Sevilla
Como llegar