

Cada vez que escucho “Estoy fatal, estoy en crisis”, mi respuesta es siempre la misma “¡Enhorabuena!”. Crisis implica cambio, y necesitamos cambiar para crecer y evolucionar, adaptarnos a las nuevas situaciones y retos que la vida nos va planteando.
No debemos pasar por alto las señales que nos indican la existencia de una crisis personal. Da miedo reconocerlo y enfrentarse a ello, pero es la forma más sana y práctica para gestionar lo que nos ocurre y no ir acumulando estrés hasta el agotamiento o hasta llegar a explotar cuando menos lo esperamos. Somos más sabios de lo que creemos y el cuerpo nos va avisando de lo que necesitamos.
Una crisis es una necesidad de cambio, y sólo si nos atrevemos a hacernos conscientes y escucharnos, podremos gestionarla. Las emociones son necesarias porque garantizan nuestra supervivencia, siempre y cuando sepamos reconocerlas.
Todas las emociones tienen una función y un motivo por el que aparecer. Nos avisan, nos informan de lo que nos ocurre. Y sólo si las aceptamos y las sentimos, seremos capaces de entender lo que nos ocurre, y este es el paso previo para gestionarlas.
Las emociones no se crean de la nada y nos poseen aleatoriamente. Al igual que ciertos síntomas físicos tales como dolor de cabeza, estornudos e irritación de garganta nos indican la posible existencia de un resfriado; la apatía, el llanto y la desmotivación, por ejemplo, son síntomas de tristeza, lo cual nos indica la existencia de una posible separación, duelo o pérdida no superada. Temblar, paralizarnos, que se nos acelere el corazón… son síntomas del miedo. Y el miedo nos advierte de la presencia de un peligro. Escuchar a nuestro cuerpo para hacernos consciente de esto es la única manera de conseguir protegernos, combatir o huir del peligro.
Sólo si nos permitimos vivir la emoción podremos entender lo que nos ocurre y enfrentarnos a ello. Si no nos permitimos estar tristes y disfrazamos, ocultamos o ignoramos esos “síntomas”, será como poner un parche. Obtendremos un alivio momentáneo pero irreal. Como no resolvemos, aparecerán de nuevo en cualquier momento y posiblemente intensificados.
Las situaciones no resueltas, aunque no les prestemos atención siguen ahí y se van acumulando, hasta que sobrepasan nuestros límites y “explotan”, en forma de crisis de ansiedad, arranque de ira, depresión, etc. Justo en ese momento cuesta mucho más resolver. Por esta situación es mejor ir gestionando cada situación conforme aparece.
Aprender a reconocer nuestras propias emociones, atenderlas y gestionarlas nos permitirá no acumular tanto estrés y ser más libres, con todas las implicaciones que ello conlleva:
Ya lo planteó hace mucho tiempo un viejo sabio…
“No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia, como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar superado.
Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla”.
Albert Einstein.
Convirtámonos en sabios de nosotros mismos y aprendamos a gestionar nuestras crisis para evolucionar personalmente y conseguir ser libres y, por tanto, felices. Para ello te dejo 5 claves:
Desde aquí te animo a pasar a la acción, y si te ha gustado este artículo o tienes alguna pregunta, no dudes en escribirme estaré encantada en poderte ayudar.
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